Caverna con tesoro en Naranjal

* Un tanto alejado de las vías frecuentadas, pero gracias a ello conservan
rico patrimonio histórico y natural
* Lápidas y estelas de los antiguos en su período clásico se ubican afuera
de la Caverna del Alux
* Durante el descenso, en una vuelta se topa uno con el Alux, guardián de
esas profundidades


Naranjal, una población ubicada en la parte sur del municipio Lázaro Cárdenas, esconde un espacio mágico ancestral que poco a poco va teniendo apertura para la gente local, de los alrededores y visitantes de todo el mundo, a través de lo que se considera el ecoturismo.

Para llegar a este paradisíaco lugar, se tiene que tomar la carretera federal Mérida-Cancún, hasta llegar a la alcaldía de Ignacio Zaragoza, posteriormente tomar la carretera estatal que conduce a la comunidad de San Francisco, y por último tomar el camino de aproximadamente cuatro kilómetros para llegar a la comunidad de Naranjal.

La población se caracteriza por ser tranquila, y la amabilidad de sus habitantes se conjuga con las estampas naturales de infinita belleza, y los vestigios arqueológicos que presumiblemente datan del periodo clásico temprano.

Son diversas las actividades de recreación y esparcimiento que ofrece esta comunidad que se abre paso en el ecoturismo como muchas otras de la zona, pero que ofrece además del contacto con la naturaleza, ese misterio de una de las civilizaciones más excepcionales que a cientos de años de su desaparición, aún son objeto de investigaciones, la de los antiguos mayas.

Una caverna que incluye un cenote en su interior está considerada como un lugar sagrado para los habitantes de Naranjal, y sumergirse en las profundidades de la tierra para poder apreciar su infinita belleza es una vivencia incomparable.

En los alrededores se pueden contemplar algunas de las piezas arqueológicas talladas en piedra, las cabezas de un hombre y una mujer característicos; así como la lápida de un guerrero representado en ágil acción del Juego de Pelota mesoamericano, considerado un deporte sagrado en aquellas culturas. Durante el descenso que se realiza por una escalera de varios metros, se pueden contemplar las estalactitas y otras imágenes esculpidas por la propia naturaleza a través del paso del tiempo.

El recorrido se hace cada vez más mágico y sorprendente, ya que al llegar a cierta parte de la gruta se encuentra la figura de un alux, duendecillo maya, tallado en piedra que parece contemplar a los visitantes a través de la oscuridad que reina en ese lugar.

De acuerdo a los lugareños, estas maravillas de la naturaleza, del arte y la historia fueron descubiertos hace pocos años, cuando decidieron explorar la caverna para saber si existía agua en ella, y se quedaron profundamente sorprendidos por el hallazgo; de modo que decidieron dejarlo intacto al igual que la imagen del duendecillo, porque comprendieron que era el guardián que cuidaba las cavernas.

Por último, se llega al final de la gruta, en donde se encuentra el río subterráneo en el que los más osados pueden darse un chapuzón en sus frías y cristalinas aguas.

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