Se pierden tesoros arqueologicos (I)

Importantes sitios arqueológicos en todo Quintana Roo se encuentran en peligro de desaparecer entre la infraestructura de desarrollos turísticos que van cubriendo la geografía estatal. Otros están en el olvido y los demás son saqueados por lugareños y visitantes nacionales o extranjeros.
En Cancún los vestigios ubicados en la zona hotelera han sido absorbidos por desarrollos turísticos, ante la voracidad de las autoridades de los tres órdenes de gobierno que otorgan toda clase de permisos con tal de obtener ganancias.

Las zonas arqueológicas se han convertido en polos de atracción turística, y con las reformas a artículos como el 27 constitucional ha llevado a los propietarios de tierras a venderlas al mejor postor.
Aunque el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha aplicado recursos administrativos para frenar las obras o modificarlas en caso de que haya ahí algún vestigio, las constructoras han tramitado amparos y nunca han suspendido obras.

Un mecanismo que ha aplicado este organismo es la entrega bajo custodia de los sitios y vestigios a autoridades locales y particulares, con supervisión constante, aunque esto no ha sido suficiente para frenar el saqueo de piezas y figuras.

El recuerdo

En las memorias de los primeros habitantes de Cancún, los sitios arqueológicos que se encuentran en la zona de lo que hoy es el municipio Benito Juárez, no eran otra cosa que vestigios de una época olvidada.
Los copreros que habitaron los 23 kilómetros de franja de Isla Cancún, en los años 50 y 60, e incluso los pobladores de Isla Mujeres y Puerto Juárez, apenas hacían caso de las construcciones prehispánicas.

Mucho antes de que la zona se convirtiera en un emporio turístico, Isla Cancún era un lugar visitado esporádicamente por pequeñas lanchas, fundamentalmente de pescadores de Isla Mujeres o Puerto Juárez.
Aquí los únicos pobladores y sus hijos convivían día con día con las Ruinas del Rey, o las ubicadas en el que fue hotel Sheraton. De algunas ni siquiera sabían que existían al encontrarse cubiertas por la selva y mangle.

Gabriel Garrido "Gabuch", cuidaba un terreno de cocoteros a un costado de las Ruinas del Rey, mientras que Emilio Maldonado y su esposa Julia Baeza, cuidaban otros terrenos, vivían por donde hoy está el hotel Dos Playas.
Los hijos de estos primeros habitantes jugaban con las figurillas de barro que desenterraban de las Ruinas del Rey, que se yerguen desde tiempos inmemoriales entre el Mar Caribe y la laguna Nichupté.

Una sorpresa

Rafael Lara y Lara, constructor de Cancún, reconoce que el "Proyecto Cancún" contemplaba desarrollar un polo turístico, pero nunca se imaginaron que en ese pedazo de tierra hubiera vestigios arqueológicos.
"Cuando llegamos los primeros ingenieros nos llevamos una sorpresa al estar rellenando y encontrar los vestigios enterrados entre la vegetación. Entonces vinieron antropólogos y tomaron nota. La instrucción fue no tocarlos.

No teníamos conocimiento de que existieran ruinas en Isla Cancún, pero al hacer los trabajos de topografía nos dimos cuenta que en Punta Cancún había unos vestigios, donde quedó luego el hotel Camino Real.
También en la parte de lo que hasta hace poco era el hotel Sheraton, ahí sí había unas ruinas de mayor importancia, en este caso se buscó que fueran respetadas y se construyó a un lado.
La sorpresa más grande nos la llevamos en el campo de golf de Pok Ta Pok, ahí ni idea de que hubiera algo, era un manglar tremendo y en medio del humedal estaban las ruinas, se respetaron y hasta hoy se pueden ver.

Más adelante se encontraban las Ruinas del Rey, que esas sí eran más conocidas y de mayor tamaño, aparte de las "El Meco", en la parte continental de Isla Mujeres y los límites con Benito Juárez.
Llegó personalmente el arquitecto Segovia con estudiantes de la Escuela de Antropología de la Universidad de Yucatán, hicieron el reconocimiento de las ruinas, observaciones y se fueron.

Atrapadas

Lamentablemente tanto las Ruinas del Rey, como los que se encuentran a un costado del que fuera hotel Sheraton, han sido absorbidos por el conglomerado de hoteles que ahora tapizan el paisaje.
Incluso el sitio arqueológico de "El Meco" en Puerto Juárez, que es el mayor vestigio de la cultura Maya-Quiché en la zona, no le valió esto para ser partido a la mitad por la carretera Punta Sam-Mérida.

Rápidamente Isla Cancún se comenzó a llenar de hoteles y la gente poco a poco se olvidó de las antiguas edificaciones, hasta que estos tesoros arqueológicos fueron devorados por el desarrollo urbano.
Los vestigios ubicados en la zona hotelera de Cancún han sido absorbidos por desarrollos que los utilizan como un producto más que da plusvalía a su inversión, e incluso algunos ni siquiera figuran en lo mapas turísticos.

La situación no es privativa de Cancún ya que en todo Quintana Roo importantes sitios arqueológicos se encuentran en peligro de desaparecer entre la infraestructura de desarrollos turísticos que están cubriendo la geografía estatal.

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